domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Quién es el boludo?


Años atrás un amigo me recomendó un libro de un autor desconocido para mi en ese entonces -yo lector recreativo, ocasional-, John Kennedy Toole. El título en castellano me pareció en ese momento gracioso y aplicable a las realidades que a diario, y cíclicamente, nos depara nuestra querida Argentina: “La conjura de los necios”. 

Ignatius sería un valuarte del Modelo Nac&Pop.

La novela fue publicada luego del suicidio de Toole, ganó el premio Pullitzer y fue record de ventas. 
Cuestión que muchas veces me encuentro atrapado entre el protagonista Ignatius Reilly, un idiota con todas las letras, y la realidad -que serían los necios-.

Ignatius es un pobre imbécil, convencido de su propia mentira. En esta dimensión alterna él se autoproclamaba como un incomprendido de otro tiempo. Vivía una realidad paralela y juntaba sus cuitas en cuadernos, que algún día serían su obra maestra. 

Lo leo a Ignatius y creo que los ideólogos del relato oficial se inspiraron en este personaje. Un negador profesional de la realidad, que ante la posibilidad de un fracaso o la no concreción de sus objetivos, encontraba un montón de fantasmas -la fortuna, el destino- que atentaban contra su destino glorioso. 

Después de entender que la reproducción de la grabación de la llamada de los secuestradores a la tía de Candela en canales de TV al mismo tiempo que encontraban el cuerpo tenían que ver con las declaraciones de ese mismo día a la mañana de Anibal Fernandez -moviendo el bigote y sobrando a los periodistas-: “ustedes solo ven la punta del iceberg”; me volvió a caer la ficha. 

"Esto no es un bigote, son pelos en sentido vertical, uno al lado del otro" Capacidad ilimitada para negar evidencias irrefutables.

Ignatius es tan K, como lo es negar que la muerte de Candela tiene que ver con la inseguridad.
Ignatius es tan K, como lo es negar que las mafias no son otra cosa que la inseguridad llevada al próximo nivel: delincuencia organizada y coordinada con el poder de turno.

Lamentablemente, no se si el necio conjurado soy yo, o la mitad que le dio un cheque en blanco a Cris y su banda para que destrocen el país. 

A veces, cuando leo a una vocera como Florencia Peña (el décimo de punto de rating -0,1- más caro del mundo), me siento un necio conjurado. O un estúpido, a secas.

80 lucas por capítulo. ¿Se incluirá su producción política-intelectual en este presupuesto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario